20 junio 2011

DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

En este domingo celebramos el inmenso amor de Dios para con los hombres, que nos revela su intimidad: que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. No quiere ser un Dios lejano y desconocido, sino que nos abre las puertas del conocimiento que nuestra limitada inteligencia puede captar, pues somos hijos y no siervos, por eso nuestra relación con Dios es la que Jesús nos enseñó: al orar a Dios nos enseñó a llamarle Padre nuestro.
Y su actitud de Amor Misericordioso se manifiesta por doquier en el Evangelio, podemos escoger la parábola del hijo pródigo y veremos reflejada la actitud del hombre de ayer y de hoy, la tuya y la mía y cómo se comporta el Padre Dios con sus hijos que vuelven a Casa. Es para detenerse y hacer una lectura tranquila del texto para ver los matices de egoísmo del hijo y el Amor sin límites de un Padre, que no recrimina, que no pone condiciones, que se alegra, que abre su corazón y celebra fiesta.
La contemplación del misterio de la Santísima Trinidad, invita a un profundo recogimiento,a orar al tiempo de leer y pedir Luz para poder incorporar a nuestra fe esta revelación. Ya San Agustín uno de los más grandes sabios de la Iglesia se planteaba el Misterio Trinitario y podemos buscar la anécdota de su hallazgo.
El Dios que nos trasciende nos llena con su amor y su gracia; la Iglesia ha querido hacer de este día el de los Monjes y monjas contemplativos que viven en el apartamiento de sus monasterios para ser sólo de Dios y así ser más totalmente para la disponibilidad de nuestras vidas al servicio de la humanidad y su salvación.
Un día en trodas las Iglesias se na recordado a los olvidados que por su vida y lejanía material, muchas veces parece que no existiéramos y que nuestra vida fuera algo inútil en un mundo materialista que sólo entiende de lo que produce riqueza y bienestar físico. Nuestra vida de trabajo y oración está y estará siempre con Dios para desde su Corazón amar y salvar a todos los hombres.

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