Por fin podemos compartir la Buena Noticia, la mejor jamás contada: Ha nacido el Hijo de Dios, para estar siempre con nosotros. Os deseo la Gran Felicidad, que es el tener a Dios con nosotros, poder sentir la emoción del creyente que con admiración contempla a María y a José llenos de amor y gozo ante la visión del Niño que trae la Felicidad, la Paz, la igualdad, el Amor.
En medio de un año que va terminando y en el que diariamente hemos sufrido el dolor y las tristezas que nos han rodeado como común denominador de un año muy triste para la mayoría. Una palabra temida se ha repetido constantemente, la crisis. Detrás de ella se esconden el paro, el desahucio, la pobreza, las lágrimas de quienes no saben a qué acudir; la tristeza de familias que tienen que arropar a algunos de sus miembros que de repente han quedado en una situación insostenible.
La Navidad es un grito de Esperanza, cambio, futuro: que la honradez, la responsabilidad, la justicia, la verdad, el respeto a los demás, y la Caridad sean frutos que transformen los corazones. No bastan los "recortes" que hacen más pobres y tristes a todos, es necesario un cambio interior de una sociedad que vivía en el egoísmo materialista y que destruyó con sus errores lo que pudo ser, con tantos recursos, un tiempo de felicidad y convivencia amistosa entre todos.
Esta sociedad creyó que no necesitaba de Dios, ni de valores morales, que la única ley era la propia satisfacción, el capricho, el bienestar de la posesión de mientras más bienes mejor, sin importar ni cómo se adquirían, ni a quién se podía perjudicar. Triste sociedad, que mató "legalmente" y con alegría su futuro, el mayor don, la Vida que sólo Dios puede dar y quitar. Que borró de todos sus foros y documentos el nombre de Dios y desterró como anticuadas y molestas las normas de vida del cristianismo. Se trató de ridiculizar y hacer desaparecer la raíz de la cultura europea: el cristianismo, sin darse cuenta de que su orgulloso árbol no crecería, se secaría renunciando como se ha hecho a sus raíces.
Se impone un profundo examen ante la Navidad y un cambio en los corazones, una nueva escala de valores, en la que prime lo que es de verdad un valor y no los sofismas que muchos "equivocados voluntarios" quisieron imponer como única verdad y camino, cuando no conducía a ninguna parte.
Felicidad, Esperanza,Perdón, Renovación, Gracia, desde el Amor del pesebre de un Niño que es Dios, que nos da una nueva oportunidad. Es el momento de aprender la lección y de no desperdiciar el Regalo que se nos brinda, un regalo eterno y universal, no como los que los mentirosos de turno a través de la historia con fruto de fracaso y dolor nos han impuesto alejándonos de Dios y de su Mensaje.
FELICIDADES A TODOS DE CORAZÓN, Y UN AÑO QUE SEA NUEVO DE VERDAD, NO PORQUE TIENE UN NÚMERO DIFERENTE, SINO PORQUE TENEMOS UN NUEVO CORAZÓN MÁS GENEROSO, LLENO DE LA GRACIA DE DIOS, DEL AMOR AL PRÓJIMO. CONFIAMOS EN LA MISERICORDIA DE DIOS Y EN LA CAPACIDAD DE CONVERSIÓN DE LOS CORAZONES DE "PIEDRA EN CORAZONES DE CARNE".
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