25 enero 2013

DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO


Está comenzando la vida pública de Jesús y vuelve a Nazaret, su pueblo, donde creen conocerle, pero Él tomando las Escrituras con el poder mesiánico que posee, lee la Escritura de Isaías sobre el Ungido de Dios, y les revela que esa Escritura se cumple en Él y en ese día, cuando Él se los revela. Es el Gran Día del comienzo de una clara revelación ante los que fueron sus vecinos y conocidos durante años y no llegaron a descubrir en Él, quién era, estaban demasiado interesados en sus cosas para escuchar la Voz de Dios que en medio de ellos crecía y se preparaba a su Misión. Tenían una pobre versión y conocimiento de Jesús y no supieron ver, creer y aceptar el Don de Dios. Esto se repite en la Historia de la humanidad generación tras generación, muchos hablan de Jesús y lo presentan a los demás como ellos lo ven, porque sólo ven lo exterior, lo anecdótico, les falta la Fe, la interiorización del Mensaje y por eso no pueden aceptar ni dar testimonio de la Divinidad del Mesías, de su gran regalo que se repite milagrosamente en cada Eucaristía, la transubstanciación del pan y vino en Cuerpo y Sangre de Cristo. Y el poder dado a Pedro y a los Apóstoles y a sus sucesores en el tiempo, para seguir haciéndole presente y enseñando un Mensaje de Buena Nueva en medio de las malas noticias del mundo cada día. Él es la Esperanza, Él es el Camino, Él es la Vida, es nuestro Maestro "que enseña con autoridad". Que como fruto de las oraciones del Octavario por la Unidad, los católicos, especialmente haciendo el esfuerzo de la humildad, conversión del corazón y búsqueda de la verdadera caridad, nos unamos en la Eucaristía como la da la Iglesia para ser administrada con fe y respeto, sin cambios ni interpretaciones y logrando en Ella la consumada unidad. Amén


  MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA (Neh 8, 2-4a.5-6.8-10)
    Jesús iba todos los sábados a la sinanoga para escuchar la Palabra de Dios, como nosotros la escuchamos todos los domingos en la primera parte de la misa. Oiremos ahora la narración de una celebración de la Palabra muy solemne, que tuvo lugar después de la reconstrucción de Jerusalén.
  MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA ( 1 Cor 12, 12-30)
     El domingo pasado Pablo hablaba a los cristianos de Corinto sobre los distintos dones que tiene cada uno de los miembros de la comunidad cristiana. Hoy seguiremos escuchando su reflexión sobre este importante tema.
               La escucha de la palabra de Dios, que es Cristo, nos compromete a formar con él un cuerpo, en el que cada cual tiene su función y su papel. Escuchemos a San Pablo.
 MONICIÓN AL EVANGELIO (Lc 1, 1-4; 4,14-21):
    Preparémonos ahora para escuchar el evangelio. Lucas, el evangelista de este año, nos explicará en primer lugar por qué escribió él su libro. Y luego veremos cómo Jesús llega a Nazaret y explica cuál es su misión.
  

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