07 septiembre 2017

FESTIVIDAD DE LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA 8 DE SEPTIEMBRE

FESTIVIDAD DE LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA - 8 DE SEPTIEMBRE




La celebración de la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, es conocida en Oriente desde el siglo VI. Fue fijada el 8 de septiembre, día con el que se abre el año litúrgico bizantino, el cual se cierra con la Dormición, en agosto. En Occidente fue introducida hacia el siglo VII y era celebrada con una procesión-letanía, que terminaba en la Basílica de Santa María la Mayor.
El Evangelio no nos da datos del nacimiento de María, pero hay varias tradiciones. Algunas, considerando a María descendiente de David, señalan su nacimiento en Belén. Otra corriente griega y armenia, señala Nazareth como cuna de María.
Sin embargo, ya en el siglo V existía en Jerusalén el santuario mariano situado junto a los restos de la piscina Probática, o sea, de las ovejas. Debajo de la hermosa iglesia románica, levantada por los cruzados, que aún existe -la Basílica de Santa Ana- se hallan los restos de una basílica bizantina y unas criptas excavadas en la roca que parecen haber formado parte de una vivienda que se ha considerado como la casa natal de la Virgen.

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Esta tradición, fundada en apócrifos muy antiguos como el llamado Protoevangelio de Santiago (siglo II), se vincula con la convicción expresada por muchos autores acerca de que Joaquín, el padre de María, fuera propietario de rebaños de ovejas. Estos animales eran lavados en dicha piscina antes de ser ofrecidos en el templo.
La fiesta tiene la alegría de un anuncio premesiánico. Es famosa la homilía que pronunció San Juan Damasceno (675-749) un 8 de septiembre en la Basílica de Santa Ana, de la cual extraemos algunos párrafos:
"¡Ea, pueblos todos, hombres de cualquier raza y lugar, de cualquier época y condición, celebremos con alegría la fiesta natalicia del gozo de todo el Universo. Tenemos razones muy válidas para honrar el nacimiento de la Madre de Dios, por medio de la cual todo el género humano ha sido restaurado y la tristeza de la primera madre, Eva, se ha transformado en gozo. Ésta escuchó la sentencia divina: parirás con dolor. A María, por el contrario, se le dijo: Alégrate, llena de gracia!
¡Oh feliz pareja, Joaquín y Ana, a vosotros está obligada toda la creación! Por medio de vosotros, en efecto, la creación ofreció al Creador el mejor de todos los dones, o sea, aquella augusta Madre, la única que fue digna del Creador. ¡Oh felices entrañas de Joaquín, de las que provino una descendencia absolutamente sin mancha! ¡Oh seno glorioso de Ana, en el que poco a poco fue creciendo y desarrollándose una niña completamente pura, y, después que estuvo formada, fue dada a luz! Hoy emprende su ruta la que es puerta divina de la virginidad. De Ella y por medio de Ella, Dios, que está por encima de todo cuanto existe, se hace presente en el mundo corporalmente. Sirviéndose de Ella, Dios descendió sin experimentar ninguna mutación, o mejor dicho, por su benévola condescendencia apareció en la Tierra y convivió con los hombres".


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Si pensamos por cuántas cosas podemos hoy alegrarnos, cuántas cosas podemos festejar y por cuántas cosas podemos alabar a Dios; todos los signos, por muchos y hermosos que sean, nos parecerán tan sólo un pálido reflejo de las maravillas que el Espíritu de Dios hizo en la Virgen María, y las que hace en nosotros, las que puede seguir haciendo... si lo dejamos.


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Virgen de la Vega (Salamanca)


   
Santa María de la Vega
Salamanca catedral vieja retablo Virgen de la Vega.jpg
Imagen de la Virgen de la Vega venerada en el retablo mayor de la Catedral Vieja de Salamanca.
Venerada en
TemploCatedral Vieja de Santa María
Festividad8 de septiembre
Patrona deSalamanca
EstiloRománico

Santa María de la Vega (de forma coloquial, Virgen de la Vega) es la advocación de la Virgen María patrona de Salamanca. Su festividad es el día 8 de septiembre, día en el que comienzan las ferias de la ciudad.
La Virgen de la Vega, es la patrona de la ciudad de Salamanca desde hace siglos. Cuenta la leyenda que la Virgen ayudó a los salmantinos y los defendió del asalto de las tropas que querían invadirla en 1706 durante la Guerra de Sucesión Española.

La talla de esta virgen, de estilo románico, era la titular del monasterio salmantino de Santa María de la Vega, situado en la vega del río Tormes, perteneciente a los canónigos regulares dependientes de los de San Isidoro de León. Ante la ruina de esta iglesia, fue trasladada a otra y más tarde al convento de San Esteban, donde permaneció de 1842 a 1904 que es cuando se instaló definitivamente en el altar mayor de la Catedral Vieja.[1]


Por su técnica se ha datado de finales del siglo XII; la escultura mide 72 centímetros de altura. Se compone de dos figuras, la Virgen con el Niño sentado sobre su rodilla izquierda. Está realizada en madera y recubierta de piezas de cobre dorado y ornamentos formados por cabujones de pedrería de colores. El rostro de la Virgen y la cabeza del Niño junto con las manos de ambos son de bronce fundido y sin dorar. Los ojos en la cara ovalada de la Madre son de azabache y el rostro del Niño con unas facciones infantiles, recordando ya al estilo gótico, presenta los ojos de vidrio azul.
Las vestiduras son de chapa modelada a martillo sobre la madera tallada y sujeta a ella por medio de clavillos también de cobre. Los adornos de cabujones llevan piedras azules, verdes y rojas. La cabeza de la Virgen esta cubierta con un velo y sobre éste una corona real moderna sustituye a la anterior.[2]El trono no tiene respaldo, está esmaltado y sus partes frontales están adornadas con querubines dentro de aureolas. En todo alrededor del trono, dentro de unos arcos se encuentran unas figuras en relieve, esmaltadas sobre un fondo dorado, representando a los apóstoles. Los colores empleados son el azul turquesa, azul cobalto, rojo, verde, amarillo, negro y blanco alternados.






El Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Francia se halla en la provincia de Salamanca. Más en concreto, en la zona más hermosa: la Sierra de Francia. Allí, a 1.783 metros de altitud, se yergue este santuario desde donde se contempla un singular paisaje que abarca la llanura castellana, las montañas de las Hurdes y la sierra de la Estrella de Portugal. En estas alturas nos situamos para conocer una historia larga y hermosa. Todo comenzó con el hallazgo de una imagen de la Virgen que transformó un pico solitario en un lugar de encuentro, oración y contemplación de bellezas naturales. Esta imagen se ha convertido en catalizador de cuantos visitan la "sierra".

Desde su hallazgo, la imagen ha sido y es muy querida por los salmantinos. Su ya larga tradición ha permitido que su devoción se haya extendido más allá de nuestra tierra salmantina, y así su veneración es también compartida con muchos hombres y mujeres de tierras lejanas, especialmente de Sudamérica.

Poco después de su hallazgo por Simón Vela, la imagen y el Santuario a ella dedicado, es atendido por la Orden de Predicadores (dominicos).



Por la mitad del siglo XV había en Béjar una terrible peste. Un pastor soñó con un castaño y la imagen de la Virgen con el niño en brazos en él, que le decía que la buscara.

virgen en el santuario-de-el-castanar

Días después una luz le guió hacia el castaño donde se le apareció la Virgen que le indicó donde encontrar su imagen y que pidió que le construyeran un templo y cesaría la peste. Y eso fue lo que sucedió…

A 72 kilómetros de Salamanca, y muy cerca de la provincia de Cáceres, se encuentra Béjar, una importante ciudad industrial por sus fábricas de tejidos.
A finales de la primera mitad del siglo XV se declaró una terrible peste, que se extendió también a los pueblos de la Comarca. No había ningún remedio eficaz contra ella y la gente moría cada día en mayor número. El único consuelo de aquellos habitantes era pedir a Dios, con la esperanza de ser escuchados, que los librara de aquel mal. De aquel entonces data la tradicional aparición de la milagrosa imagen de la Virgen del Castañar.

HISTORIA DE LA APARICIÓN

Según los manuscritos que tenía el Sr D. Francisco Pérez de Sotomayor, capellán del Excelentísimo Sr. Duque de Béjar D. Francisco, y que recogió el Sr. D. Diego de Silva, el año 1671.
Apacentando ganado en los montes de Béjar, Joaquín López, hijo de Juan, pastor, naturales de La Garganta, de dicha Jurisdicción, hombre de cándido corazón y de loables costumbres, en compañía de Isabel Sánchez, su mujer, de igual virtud, pedían todos los días a Dios que levantase el azote de la peste que lloraban los pueblos. Llegaron a notar que cuando traían o llevaban su ganado hacía la cumbre del Monte, se encaminaba velozmente a recogerse bajo el recinto de un castaño grande y copudo. Como esto lo notasen muchas veces, acudieron devotos por medio de la oración a María Santísima, de quien lo eran en extremo desde la niñez, suplicándola se dignase manifestarlos si había en esto algún oculto misterio.”
virgen del castañar en la calle
Soñó Joaquín una noche que veía aquel castaño verde y con fruto y en él una imagen de Nuestra Señora con un niño en brazos y que le decía que la buscase y cesaría, mediante su protección, la peste que padecía el pueblo y su comarca. Despertó Joaquín y encaminóse presuroso hacia su casa, con ánimo de dar cuenta al Bachiller don Juan Suárez, que tenía a cargo de gobernar su espíritu, como Cura que era del lugar de La Redondilla, Beños y La Garganta. Encontró antes de llegar al lugar a Isabel, su mujer, que iba buscando a Joaquín; y cuando éste no lo esperaba, le dio noticia de un semejante sueño que ella había tenido. Lloraron los dos buenos consortes, con el ansia de que la Virgen lo aclarase y cesase la peste. Fueron a comunicar con el Cura su confesor, el que no los atendió, despreciándolos como a simples y embusteros. Salieron los dos consortes muy afligidos y se encaminaron al Monte, sin cuidar de su sustento: buscaron una abrigada donde meterse, para librarse de la lluvia, nieve y viento del día, que era cruelísimo, y lo pasaron en santa conversación y oración. Otro día, estando dormidos, despertaron al eco de una voz, dulce y suave, que decía: Buscadme, buscadme, buscadme.”
“Andaban tristes y atemorizados, porque ya a uno, ya a otro se les presentaban estas cosas, sin saber qué hacerse. Ya vinieron a la Villa, y llorando se fueron a la casa del digno y honrado varón D. Pedro Yáñez de Somoza, presbítero, teniente de Juez eclesiástico, y le contaron lo que les sucedía. El compadecido de ellos, los consoló, y como sabio, procuró saber con extensión las circunstancias del caso, junto con la vida y costumbre de sus consortes.”
Cuando volvieron a él, como se lo había prevenido, les mandó después de confesarlos, que hiciesen una novena a la Virgen en su Iglesia de San Juan, a la que les acompañaba él mismo, rogando con el mayor fervor, que se descubriese lo que deseaban y cesase la peste; principiándola el día 16 de Marzo y continuaron en ella con mucha devoción y no dejaban los dos consortes de registrar el Monte. El día último por la noche, no habiéndose descubierto señal alguna, salió Joaquín de la Iglesia de San Juan para ir a su posada, que era la Colegiata de Nuestra Señora de las Huertas, extramuros de la Villa, y estando mirando hacia el Monte y sitio donde su ganado se acogía, vio una luz o fuego, que alumbraba notablemente el campo y conmovía a su corazón.”
“Con esta visión, sin detenerle la aspereza del Monte, ni lo largo del camino, ni el temporal cruel que hacia, subió con prisa encaminándose hacia aquel sitio. Llegó guiado de la luz, y ésta estaba sobre aquel castaño donde su ganado se acogía, y le pareció que el castaño estaba verde y con fruto. Admirado, no sabía qué hacerse; pero a poco rato tuvo fin el prodigio y se quedó en una grande oscuridad. Desconsolado Joaquín, hizo intención de pasar allí la noche, sin darle miedo de nada, aunque era sitio medroso por los lobos.”
“Después de su acostumbrada oración antes de dormir, se recogió en una abrigada del hueco de un castaño, y apenas había reconciliado el sueño, despertó a la dulce voz de: búscame, que otras veces había oído; se levantó y vio realmente lo que había soñado, pues desde el castaño, rodeada de luces y resplandores, le habló la Virgen, diciéndole: que al píe del castaño estaba una cueva, donde estaba oculta una imagen suya, que diese noticia para que la sacasen. Que la labrasen casa donde fuese venerada; que cesaría la peste; sería protectora de todo el país que estaba infectado; y otras muchas promesas que hizo al buen Joaquín por la sinceridad de su fe esta Soberana Madre, y desapareció”.
“Joaquín volvió en sí del desmayo que le sobrecogió, con las dulzuras de la Virgen y, llorando de gozo, aguardaba con ansias que amaneciese, y reparando que el castaño permanecía verde y con fruto, vino todo alborozado a dar cuenta a la Villa, para que le acompañasen a cavar al pie del castaño; pero contando el suceso, unos no lo creían, otros se reían de él y le menospreciaban. Joaquín se fue a tratar con el referido D. Pedro Yáñez, a tiempo de que no estaba en casa por haber salido aquella mañana fuera del pueblo. Se fue a la Justicia ordinaria, que administraba Fernando de Oviedo, que igualmente no quiso creer a Joaquín, y juzgando embuste lo que afirmaba del castaño, le mandó traer un ramo verde. Volvió por él y trajo un brazado de ramas con candela, erizos y fruto sazonado.”
virgen del castañar de béjar
A la vista del prodigio, creyeron luego y alborotada la Villa, se encaminó mucha gente de ambos sexos al Monte. Principiaron a cavar donde señaló Joaquín, hasta que descubrieron el tesoro que buscaban, metido en un cajón de tablas, y habiendo dado gracias a Dios, como suplicó Joaquín a todos, se recibió información por dicho Juez, ante Alonso Gil y Juan Gómez, escribanos, el mismo día, que fue el 25 de marzo del año 1446. A las doce del día siguiente se recibió información por el referido Somoza, que ya estaba en el pueblo, ante Alonso Gil y Alvaro de Cuéllar, notario aún en el día quedó la Imagen en el Monte, y al siguiente, que fue el 27, la trajeron en procesión solemne a la Iglesia de San Juan. Cortaban ramos del castaño verde todos, con los cuales sanaban los apestados, y extendida la noticia, le vinieron a dejar en poco tiempo sin tronco ni raíces, y algunos guardaron mucho de él para reliquia. Joaquín y su mujer, Isabel, dispusieron de su hacienda para fabricar una Capilla, la que con limosnas del Obispo y de la Villa, se concluyó con bastante magnificencia en Septiembre, y el día 8 de este mes se celebró Misa y se colocó la Imagen, haciendo unas plausibles fiestas, a las que concurrió mucha gente de toda la comarca ofreciendo los que se habían librado de la peste muchas limosnas.”

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