LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO - 22 DE FEBRERO

 Esta fiesta nos encuentra en la perplejidad, y la sorpresa de la dimisión de Benedicto XVI de la elección por el Señor como Supremo Pastor para ocupar esa Cátedra.

Juan Pablo II nos dejó una profunda e inolvidable huella al inmolarse voluntariamente hasta el final abrazado a su pesadísima cruz, pero siempre al lado de su Pueblo y enseñándonos la realidad de la vida humana, cómo vivir y cómo morir, siempre confiado en que la fuerza de Dios venía en auxilio de su debilidad y como decía San Pablo, "se gloriaba de sus debilidades, porque entonces. era fuerte"; ¿con qué fuerza? La de Dios que no abandona a quien llama y a Él se acoge.
El recuerdo que nos deja Benedicto XVI es el de un breve pontificado lleno de sabiduría, profundidad y fidelidad a la Iglesia, pero terminado dejando la imagen de quien se marcha ante el asombro de sus ovejas, y desconfiando de sus fuerzas, no cuenta con las que Dios le da.  Desde los más sencillos hasta los más sabios se han tenido que detener para interrogarse, para sentir la inseguridad y el vacío de la Cátedra.   Siempre recordamos las palabras de Jesús, cuando Pedro hablaba con prudencia humana "tú hablas como los hombres no como Dios".... Queda abierto sólo el juicio de Dios. Y para los que conocimos al Cardenal Ratzinger en persona y nos enseñó con su sabiduría humilde y cercana, con su pedagogía brillante y vimos el testimonio del hombre sensible y amante de las pequeñas criaturas y de la naturaleza, que nos asombró con sus inseparables compañeros y amigos a los que tanto quiere: sus gatos. Nos deja descolocados, `pues vimos siempre en él alguien tan decidido, convencido y entregado, que no entendemos nada.., lo dejamos en la oración y en las manos de Dios.
La fiesta de hoy hace referencia a la palabra cátedra, que es la silla de Pedro, el lugar del magisterio, de la enseñanza del Supremo Pastor. Pidamos para que el Señor perdone todas las desviaciones, errores, abandonos y pecados de los miembros de su Iglesia y siga como nos prometió a nuestro lado hasta el fin de los tiempos.