16 enero 2014

LOS SANTOS NOTICIA DIARIA SAN ANTONIO ABAD Y EREMITA


Hoy día 17 de enero celebra la Iglesia la fiesta de un santo sorprendente, que primero con su vida ejemplar y entregada totalmente al Señor y luego sus enseñanzas espirituales experiencia de su soledad desértica como eremita en unión constante con Dios por la oración y por la contemplación del Libro de la Naturaleza y todas sus criaturas, que hablan elocuentemente de su Autor: DIOS.
Los que a través de los siglos hemos vivido la experiencia cenobítica y hemos terminado buscando los orígenes en la vida eremítica, celebramos a nuestro Patrón y modelo.                                           San Antonio o Antón Abad fue un monje cristiano, eremita y fundador del movimiento monástico. Su biografía nos ha llegado a través de San Atanasio, que le presenta como un hombre que crece en santidad y se convierte en modelo de otros cristianos. Se sabe que abandonó su casa para retirarse a llevar una existencia de ermitaño y que atendía varias comunidades monacales en Egipto, permaneciendo eremita. Se dice que alcanzó los 105 años de edad.
Antonio nació en el pueblo de Comas, cerca de Heraclea, en el Alto Egipto. Alrededor de los veinte años de edad vendió todos sus bienes, entregó el dinero a los pobres y se retiró a una vida ascética. Su fama de hombre santo y austero atrajo a discípulos, muchos cristianos se unieron a él en el desierto. Con ellos fundó, en Pispir y Arsínoe, los primeros monasterios conocidos, por ello, se le considera el inventor de la vida monacal cristiana, tradición que aún conservan determinadas órdenes religiosas, como los benedictinos. Sin embargo, el nunca optó por la vida en comunidad y tras dedicarse durante varios años al gobierno de sus monasterios, volvió a la vida contemplativa y se retiró como ermitaño al desierto en el monte Colzim, cerca del Mar Rojo.
Durante los primeros quince años de su estancia en el desierto se vio asediado por visiones y tentaciones que pasarían a la tradición cristiana medieval. Según el libro de vidas de santos “La leyenda dorada” del siglo XIII de Santiago de la Vorágine, San Antonio fue reiteradamente tentado por el demonio en el desierto, de diversas formas, desde ofrecerle riqueza, a manjares exquisitos o voluptuosas mujeres. Las tentaciones de San Antonio son un tema favorito de la iconografía cristiana. Muchos artistas han tomado este tema para sus obras; uno de los trabajos más conocidos es el “Tríptico de las Tentaciones de san Antonio”, pintada por Hieronymus Bosch.
Jerónimo de Estridón, en su biografía sobre Pablo el Simple, el decano de los anacoretas, cuenta que Antonio fue a visitarlo y lo dirigió en la vida monástica. Un cuervo que, según la leyenda, alimentaba diariamente a Pablo entregándole una hogaza de pan, dio la bienvenida a Antonio suministrando dos hogazas. En otra visita posterior San Antonio encontró muerto a Pablo.
San Antonio se preguntaba cómo haría para cavar una sepultura, si no tenía herramientas. De pronto oyó que se acercaban dos leones, como con muestras de tristeza y respeto, y ellos, con sus garras cavaron una tumba entre la arena y se fueron. Y allí depositó San Antonio el cadáver de su amigo Pablo, de ahí su patronato sobre los sepultureros y los animales.
Se cuenta también que en una ocasión se le acercó una jabalina con una camada de jabatos ciegos en actitud de súplica. San Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara. Esta leyenda dio origen con el tiempo a representarlo con un cerdo a sus pies y a considerarlo vencedor de la impureza, representada por el cerdo. En las pinturas religiosas, colocar animales junto a la figura  expresaba que esa persona había entrado en la vida bienaventurada, esto es, en el cielo, puesto que dominaba la creación.

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