https://youtu.be/fh-s8GgB8q8 GAUDETE
Hoy nos encontramos en el tercer domingo de Adviento. El profeta Isaías nos describe la venida del Mesías que salva a los pobres e introduce la era de la alegría. Nosotros los que vivimos en este tiempo en este tiempo de gracia, somos aún más bienaventurados que aquellos que se prepararon para su primera venida.
Primera lectura: Isaías 35, 1-6a.10 (Dios vendrá y nos salvará) El pasaje de Isaías, de quien se toma la primera lectura de hoy, es un canto a la alegría, exultación desbordante ante la proximidad del Nuevo Éxodo. El desierto lo veremos florecer. El pueblo de Dios no tendrá nada que temer porque todos serán salvados. Presten atención a este mensaje lleno de alegría y confianza.
Segunda lectura: (Santiago 5, 7-10 (Manténganse firmes: el Señor está cerca)
En la segunda lectura, tomada de la carta del apóstol Santiago, se nos invita a revestirnos de paciencia. Mientras luchamos contra las injusticias, los cristianos levantar los ojos al cielo hasta que Dios remedie nuestra situación cuando aparezca como juez. Como el labrador espera pacientemente las lluvias y su cosecha, así nosotros debemos esperar la segunda venida del Señor.
Tercera lectura: Mateo 24, 37-44(¿Eres tú el que ha de venir?)
San Mateo, en el Evangelio de hoy, Juan Bautista, prisionero en la a cárcel, envía a algunos de sus discípulos a preguntarle a Jesús, si es Él el Mesías o no. La respuesta del Maestro es indirecta: hace referencia a lo que Él hace y dice, que es, precisamente, lo que se espera que suceda en los días del Mesías: los ciegos ven, los sordos, oyen y los cojos andan.

La misión de Juan fue preparar el camino del Señor, ser el precursor del Salvador. Pablo habla de la otra venida del señor al final de los tiempos, la parusía que creía ya cercana. Insta a tener paciencia como el labrador que espera el fruto de su cosecha, o los profetas que soportaron con paciencia todos los sufrimientos. Una lección para nosotros, que tanto nos quejamos por pequeñas cosas, y un motivo de esperanza.
Jesús viene a nosotros cada día. Entre la primera y última venida de Jesucristo hay otra venida que se produce todos los días en nuestra vida. Él está ahí y viene a tu puerta para que le abras. Es como aquel sastre, Juan era su nombre, que pedía a Dios que viniese a visitarlo, hasta que un día Dios le dijo que iría a verle. El buen hombre se levantó muy temprano para recibir la visita del Señor. Durante la mañana sólo se acercó a él un pobre niño hambriento y tiritando de frío, al que nuestro hombre regaló uno de sus mejores trajes y le proporcionó un buen caldo caliente. A mediodía apareció un borracho que no tenía donde caerse y Juan le metió en su casa, le recostó en su cama y le puso una manta encima para que no se congelase. Ya al atardecer vio cómo se pelaban dos mujeres en la calle y él salió de la sastrería y puso paz en medio de ellas. Juan se acostó defraudado, creyendo que Dios no había cumplido su promesa. Cuando ya el sueño le vencía escuchó la voz de Dios y Juan le echó en cara que le hubiera tenido todo el día esperando su venida, pero Dios le respondió que sí había ido a visitarlo, Él estaba en aquél niño muerto de hambre, en el borracho y en los dos mujeres que se peleaban. También está sufriendo y amando a los millones de niños y jóvenes que despiertan a un mundo que desde su familia, pasando por centros de estudios hasta la sociedad, les insultan margina y desprecian, condenándoles a un martirio diario, son los "diferentes" que nadie se detiene a preguntarse por su sufrimiento y por su situación irreversible y que no desearon y con la que tienen que vivir. Sólo Jesús de Nazaret está a su lado, enjuga su llanto y abre para ellos su Amor que todos les niegan. Él la Esperanza que viene es la única esperanza de todos los que nadie quiere y todos hacen sufrir.
S. Juan le había ayudado y por eso estaba orgulloso de Él, pues supo recibirle como debe ser: con amor generoso y gratuito. Jesús viene a nuestra vida cada día. ¿Sabremos descubrirle?
Los discípulos de Juan descubrieron a Jesús por sus obras: "los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio". San Agustín comenta que es como si Jesús dijese "Ya me veis, reconocedme. Ved los hechos, reconoced al hacedor". Jesús es el auténtico profeta esperado desde todos los tiempos. El anuncia un mundo nuevo basado en el amor. Él es quien hace realidad este anuncio aquí y ahora, Él es el que da la vida por nosotros. Todos los que sufren encuentran alivio, consuelo y curación ante la presencia de Jesús. Si te encuentras mal, si tus fuerzas flaquean, si la enfermedad o el cansancio pueden contigo, acude a Él. Sus palabras son sus obras, míralo y tu vida cambiará. Por eso hoy estamos alegres, en este domingo "Gaudete", alegre, porque la salvación, el tesoro que todos buscamos ha llegado a nosotros: Jesús de Nazaret.

No hay comentarios:
Publicar un comentario