Paz a vosotros, los que todavía intentáis pasar por esta vuestra casa, que ha estado ausente un largo tiempo. No nos hacemos ilusiones, probablemente muchos de los incondicionales y los esporádicos, os habéis cansado de la ausencia y no volveréis a pasar. Pedimos a la Virgen de la Esperanza, Nuestra Señora del Adviento que os llene de su Amor, de su disposición ilusionada en la espera de la Venida del Señor.
Terminamos el último artículo con el tema de tiempos recios; y eso son y han sido para nosotros.., nuestro tipo de vocación, querida por quien nos llamó, no es hoy ni querida, ni entendida en lugares de Poder en la Iglesia. Nuestras opiniones, nacidas de una fe inquebrantable en el Magisterio, el Dogma y la Tradición y enmarcadas en el respeto más absoluto al Culto divino: la Sagrada Liturgia, nos ocasionan enemigos, insultos y situaciones que nos llevan a mirar a cambios radicales en nuestros lugares de vida. He pasado por varios Monasterios en este tiempo en búsqueda de la Divina Voluntad y todavía estamos a la espera de que se manifieste lo único que cuenta, sus Designios para nuestra vida. Sin embargo en medio de la tristeza, del sufrimiento, de la inseguridad y desilusión, he aprendido a encontrar una profunda Paz en dejarme en las Manos del Señor. ¿Qué podré temer si el Señor va conmigo?
Pero sirva sólo para ilustrar entre líneas sin introducirnos en ningún tipo de censura o queja, el por qué de nuestro Silencio...
Hoy queremos romperlo, no sabemos si por una vez o por más, para desearos vivir en plenitud la gran riqueza del Tiempo del Adviento, que nos trae lo que más necesitamos todos ESPERANZA en un mundo, unas estructuras y una Iglesia que en sus jerarquías nos desilusiona y nos llena de pesimismo y tristeza.
María será nuestro modelo. En medio de sus sufrimientos, las incomprensiones, calumnias, críticas y soledad ante su embarazo sin origen conocido, una y otra vez repite: "He aquí la Esclava del Señor hágase en mí tu Palabra", y el que estaba en sus entrañas era el mismo Dios, el Dios que quería serlo con nosotros.
Suba nuestra oración como el incienso, para que sea aceptada y grata al Señor, por este mundo sufriente, que no sabe por dónde ir, que ha perdido la confianza en todo y que sólo puede recuperarlo todo si se encuentra con el Único que nunca defrauda: el Señor, que hizo el Cielo y la tierra.
Encendamos la primera vela del Adviento con la certeza de que se enciende la luz de la Esperanza y que seguirá creciendo de semana en semana hasta que estemos preparados para llegarnos al Hijo de Dios, fruto bendito del vientre de María, que nos lo mostrará para ser nuestro consuelo, felicidad y respuesta. Después ya no necesitaremos nada, lo tendremos todo, pues como decía Sta. Teresa," quien a Dios tiene, nada le falta, sólo Dios basta". Gracias queridos amigos por vuestra presencia paciente, os prometemos luchar para estar con vosotros, dándoos lo mejor que encontremos. Estáis siempre en nuestras oraciones, que son nuestro lenguaje cotidiano de diálogo con Dios.
DOMINGO I DE ADVIENTO
La corona del Adviento aparece en nuestras Iglesias y la figura de la Inmaculada, ya tan cerca de su fiesta, nos habla de la Digna Madre del Divino Hijo.
Escuchad la Voz del Señor, nos llama en medio de nuestros desiertos, nos invita a recuperar la Fe y la Esperanza, viviendo en el marco del Amor. Necesitamos a Jesús, por eso gritamos: Ven pronto Señor, no tardes, que te esperamos y necesitamos.
Que la Luz de Cristo nos ilumine a todos.
La primera lectura del Libro de Jeremías nos introduce en la Promesa Mesiánica, que se cumplirá en el Hijo de Dios, el descendiente de David y por tanto viene a dejarnos una idea clara: el Adviento comienza para que cuando más lo necesitamos esperemos al que viene para serlo todo para nosotros.
El salmo, el 24, es de preparación, en él pedimos al Señor que nos guíe por nuestras encrucijadas, que nos perdone, pues hemos pecado, que recuperemos su Amistad, que nos regale la inocencia perdida..
Segunda lectura, Pablo escribe a los tesalonicenses y le habla de la segunda venida de Jesús, Pablo espera comunicar su entusiasmo por esa segunda Venida, pero a nosotros nos invita a vivir primero en plenitud la Primera, para entender y desear, estando preparados para la Segunda.
Lucas, será nuestro compañero de camino narrándonos los textos evangélicos. Qué hermoso y providencial comienzo: Vamos a ser liberados, no debemos dejarnos dominar por el terror a estos malos tiempos, siempre los ha habido y siempre han sido vencidos por la Espera en el Señor. SE ACERCA NUESTRA LIBERACION, TENED ESPERANZA.
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