22 diciembre 2012

DOMINGO IV DE ADVIENTO

Una gran noticia, al encender la cuarta vela, toda la luz de nuestra espera se ha iluminado, eso sólo significa una cosa: Ya está amaneciendo, pronto el SOL de Dios amanecerá entre nosotros en plena medianoche y convertirá las tinieblas en luz, la tristeza en gozo, el pesimismo en Esperanza, la soledad en su Amor.
Ya se va notando en medio de la oscuridad una Luz que se acerca y da forma y sentido a todas las cosas: "Es el Señor, es el Rey de la Gloria", es el Dios con nosotros..
En este último domingo del Adviento, todo nos hace vivir la prontitud de la esperada Venida del Mesías.
Quedan  pocas horas para que venga, ya nos queda muy poco de espera. Pero tomemos ejemplo de las vírgenes sensatas del Evangelio, permanezcamos atentos, despiertos y con las lámparas encendidas, porque cuando menos lo pensemos, el Señor llegará y nos abrirá la puerta de la Celebración de la Gran Fiesta de la Verdadera Navidad.  ¡Ven Señor Jesús!
La primera lectura nos trae a un mensajero que es el Profeta Miqueas, él nos va a dar las pistas seguras para encontrar al Mesías: nos dirá, que el lugar del nacimiento es Belén; esto será definitivo, para todos los buscadores del Señor, los Magos, los humildes, los que sufren, los que se agarran a la última Esperanza...
El salmo 79 pide al Señor que restaure el esplendor del Reino de Salomón. Nosotros le pedimos que restaure la Grandiosidad incomparable del Reino de Dios entre nosotros, pues ya estamos cansados, hartos, de los reinos y apariencias de este mundo. Venga a nosotros tu Reino Señor.
La segunda lectura nos presenta una carta a los Hebreos, para que en el tiempo tuviera la eficacia de llegar hasta nosotros: Da noticia de Cristo, es todo un tratado que descifra lo que será y representará para quien le conozca y reciba, pues será el precio y la ofrenda al Padre, por nuestra salvación.
El Evangelio de San Lucas , el cronista de María, pone en su pluma la narración de "la que guardaba todo en su Corazón, meditándolo", la visita de tan hondo significado: caridad exquisita de María que se ofrece de servidora de su prima que la necesita, primera procesión por las calles y pueblos del Señor como una Primera e incomparable manifestación del Corpus- la misión santificadora del Bautista en el seno materno y las palabras inspiradas de Isabel dirigidas a su prima, la "Madre de su Señor".
Termino estas humildes reflexiones diciendo: ¡danos tu Fe María, para que sin ver creamos y podamos recibir como merece al Señor del Cielo y de la Tierra, revestido de una frágil naturaleza humana.  Esperad con gozo, que el Señor viene a cada uno de nosotros. Abrid vuestros corazones. Bendita y fecunda Navidad para todos.   Unidos en la oración y en la adoración.  Si podéis no perdáis celebrar la Misa de medianoche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario