14 octubre 2017

DOMINGO XXVIII DEL T. ORDINARIO CICLO A 15 DE OCTUBRE

Resultado de imagen de parábola de la invitacion al banquete de bodas y los que no llevan el vestido


Las lecturas de hoy nos presentan el Reino de Dios como un gran festín. Un festín que preparará el SResultado de imagen de el rey invita a las bodas enloscruces de caminos a pobreseñor para todos los pueblos, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares exquisitos, vinos refinados (Is 25,6). También S. Mateo nos habla de un banquete. Lo expresa con dos parábolas yuxtapuestas.
Resultado de imagen de parabola de invitados a las bodas del señor y que no quieren asistir
La primera parábola (v.1-10) nos habla de un banquete con ocasión de la boda del hijo del rey, y sorprende que los invitados se nieguen a asistir. Era impensable que los convidados no aceptaran, y mucho menos que mataran a los criados del rey. No apreciaban la importancia que el rey les había concedido al invitarles a la boda de su hijo. Ante esta situación, el rey de la parábola pide a los criados que vayan de nuevo e inviten a todos los que encuentre por los por los caminos, malos y buenos (v.10). La segunda parábola (v.11-14) nos sorprende con la presencia de uno de los últimos invitados que se presenta sin traje de bodas.

Dos son las situaciones que enojan al rey en el texto evangélico.- y expresan el sentido de la parábola-: en principio, los primeros convidados rehúsan la invitación, prefieren ocuparse de sus negocios, marcharse a sus campos, e incluso algunos maltratan a los criados hasta matarlos, y por otro lado lo enoja que uno de los invitados asista al banquete sin traje de bodas. Dos enojos aparentemente desconectados, pero en ambos casos los convidados no tienen conciencia de la importancia del banquete y de lo que esto significa para el rey que los convoca.
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Mirando las parábolas desde nuestra perspectiva, el texto nos exige una seria reflexión. El reino de Dios es algo muy importante para Él, como lo es para un rey la boda de su hijo; e importante para nosotros debe ser aceptar esta invitación. Ignorar la invitación supone no poder participar del banquete. La invitación cristiana a participar del reino es un don, pero un don que exige respuesta, hace falta cumplir un requisito que el evangelio lo pone como algo externo y que en las bodas se le da mucha importancia y es el vestido. Los que fueron al banquete, necesitaban además de participar, tener el vestido de bodas; no basta con tener la buena intención, sino tener el nuevo vestido (v. 11-12).
Resultado de imagen de parabola del rey que invita a las bodas y algunos ponen pretextos para no asistir y se invita a los de los caminos
Lógicamente Dios no intenta exigirnos un tipo de vestido. La figura del vestido de boda tenemos que verla en el contexto evangélico donde Jesús nos advierte que nuestra rectitud debe exceder a la de escribas y fariseos (5,20). Para entrar en el banquete es necesario un estilo de vida, que ponga en práctica las enseñanzas de Jesús. Hay que responder con frutos de justicia (Mt 25,31-40). La vocación cristiana no es una garantía mágica de salvación, hay que vivir en coherencia con lo que nos pide el Evangelio (Mt 25,31-40).
En una sociedad donde la dimensión religiosa tiene cada vez menos importancia, es necesario recordar que la llamada del evangelio de Jesucristo no es una convocatoria carente de valor. No se trata de algo que pueda ser desechado sin consecuencias. No pensemos que por el hecho de estar bautizados, ya estamos salvados. Como decía anteriormente el evangelio de hoy exige una seria reflexión.
Resultado de imagen de parabola de las bodas y el traje de bodas para los invitados
¿Podemos creer que por el hecho de estar bautizados, de asistir a misa, de formar parte de alguna asociación o cofradía, ya estamos salvados?  ¿Podemos creer que por el hecho de decir que somos creyentes y que la misericordia de Dios es infinita, no tenemos más que hacer? ¿Podemos creer que se puede compaginar el ser cristianos y el hacer un evangelio a nuestro gusto y vivir con los valores del mundo: abortos, rupturas matrimoniales, manos manchas de corrupción?… ¿O podemos creernos que el banquete es en exclusiva para nosotros y no dejamos o impedimos que entren otros?
El traje de bodas tiene que significar un compromiso a favor de los hermanos, especialmente de los más necesitados. No basta con decir Señor, Señor. No basta con pensar que ya estamos salvados. El banquete de Jesús ha de expresarse como invitación al gozo, pero también al compromiso de la comunión y del amor entre los creyentes.

En la visión de Isaías habla de "todos los pueblos" –que es nuestra primera lectura— y de su vocación a participar en la fiesta eterna del Mesías. Esto es lo fundamental de visión profética del banquete que nos acerca, también, a la promesa eucarística.
Resultado de imagen de san pablo en su segunda carta a los filipenses anima a actitudes
 San Pablo en la segunda lectura –breve texto de la Carta a los Filipenses-- nos anima a responder a ello desde cualquier situación que se nos presente, para salvaguardar así la libertad del evangelio por encima de todo. Una libertad, vivida desde la pobreza y el amor, pues tanto el dar como el recibir son siempre una gracia recibida de Dios.
Resultado de imagen de salmo 22
 El salmo 22 es uno de los más bellos y más conocidos del salterio. Es una confesión personal de fe que expresa –hoy y ayer— la total confianza en la providencia de Dios que protege de todo lo malo, de todos los peligros e, incluso, de la muerte. Puede llamarse la atención que en este salmo 22 surge la obsesión por la presencia permanente de los enemigos y parece que dicha obsesión por los adversarios de su entorno sigue viva en el pueblo de Israel.

El evangelio de san Mateo nos dice: "los reclutados en los cruces de los caminos". No podemos dudar que no se excluye a nadie en la invitación, lo que pasa es que a veces no nos queremos dar por enterados, o bien la rechazamos, o bien cambiamos los "vinos de solera y los "manjares suculentos" por lágrimas de sabor amargo. La primera lectura y el evangelio tienen hoy una gran similitud. "El Dios del gran Banquete es el Dios de todos". Y esa cercanía es la permanente y sabia coordinación de mensajes que nos dan siempre los textos litúrgicos.

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