Hoy hablaremos de los altares del Santuario.
Todos en su conjunto, quieren manifestar el amor sin medida de Dios hacia el hombre. El mayor mensaje, que encontramos centrando el retablo, es el mensaje trinitario y eucarístico que forman la verticalidad en la contemplación del altar mayor. En lo más alto el Eterno Padre , creador de cielos y tierra. a su hijo Amado , clavado en la Cruz, en el calvario y al Espíritu Santo en forma de paloma, como el Santificador de los hijos de Dios.
Bajando la mirada, encontraremos la mesa eucarística, el sagrario y el expositor pregonan la presencia real de Cristo en la Eucaristía, en ese lugar central y predominante que le corresponde en todo templo, es una lección de la verdadera escala de valores en la fe cristiana y en la celebración eucarística. Qué triste es ver el error de los que dan preeminencia a lo humano sobre lo divino, en el centro muy destacada, presidiendo como lo más importante, la sede del celebrante y en un rincón u oculto en otro lugar el Rey de Reyes el Señor, que está realmente presente en la Eucaristía, si creemos en su presencia real, no nos atreveremos a usurpar su lugar central; frente a la confesión de humildad de todo celebrante, que como siervo de los siervos, se pone a un lado, dejando que presida no un hombre, sino el mismo Dios. Esperemos que con tiempo, oraciones y paciencia, muchos sacerdotes caigan en la cuenta del error antropocentrista de su colocación en la Santa Misa y restauren a su lugar el Sagrario y a un lugar secundario a la sede del celebrante.
Otros días seguiremos describiendo el Santuario y buscando sus enseñanzas.
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