22 julio 2012

PENSAMIENTOS DESDE EL DESIERTO

 Los acontecimientos del mundo que nos rodea y que nos llegan con su tristeza e inquietudes, por las visitas a la Hospedería, las consultas espirituales y las almas heridas por la dureza de la vida y que buscan sanarse en el desierto oyendo la Voz del Señor, no nos roban la Paz, sino que involucran nuestra vida que mira en panorámica la realidad de un mundo que cuando te domina, te engaña prometiéndote una felicidad que no tiene ni puede dar, quien cree al mundo y sigue sus consignas cae en la más profunda desilusión y no sabe a donde ir. Surge de pronto una voz respetuosa y amorosa que le dice "te llamé al desierto para hablarte al corazón" y "Venid a Mí los que estáis cansados y agobiados que Yo os aliviaré.."-
En estos principios del convulso y desorientado siglo XXI, muchas almas sensatas están buscando el desierto para encontrar su camino y poder librarse de las esclavitudes y mentiras contemporáneas, de las que sólo nos puede librar el mensaje Evangélico a través del ministerio de la Iglesia.
Para conseguirlo, están apareciendo en grandes ciudades del mundo entero, quienes abandonando las falsas promesas y las machaconas consignas de la propaganda, buscan el eremitismo urbanita o en las soledades de la naturaleza como la única forma de ser libres y afrontar la vida según Dios, que es el único Camino, la única Verdad y el que es la Vida.
Os invito a reflexionar sobre a dónde vais con vuestros planes, y para ello aceptad la llamada milenaria de los "sabios que en el mundo han sido..." buscando la soledad, el silencio, la oración, todo ello libres de las ataduras del ruido y las mentirosas promesas del mundo

3 comentarios:

  1. El silencio y la oración son necesarios para escuchar a Dios. El Espiritu es el que nos da fuerza para dar testimonio de la verdad y amar a los hermanos con la profundidad del amor misericordioso de Cristo. Dios nos llama a ser amigos de los demas hombres, pero ¿cuantas veces acudimos? Duro es para el hombre no tener amigos, no ver el amor de Dios en los gestos de los demas.

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  2. Qué duda cabe que el desierto tiene un especial atractivo en este ruidoso, aburrido y desconcertado siglo XXI. Y es cierto que se puede ser un "eremita urbano", acogiéndose a una vida de silenciosa espiritualidad al margen del ruido y el aburrimiento que nos rodea. Y teniendo algún sitio en el desierto para huir de vez en cuando: que nos los guarde el Señor.
    Saludos al monje eremita de parte de un oblato urbano.

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  3. Este sitio es un oasis en el desierto

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